Las misiones pedagógicas

Durante éste mes de enero está teniendo lugar en nuestra capital, en el edificio de La Alhóndiga, una interesantísima exposición con motivo de cumplirse el 75 aniversario de la creación de lo que se denominaron “Misiones Pedagógicas”.
Aquel proyecto que tuvo lugar desde el año 1931 hasta 1936, consistió en acercar diferentes manifestaciones culturales a los pueblos y aldeas que, de otra forma, no hubieran tenido acceso a ellas.


En memoria de este grupo de hombres y mujeres que participaron a modo de “misioneros de la cultura”, así como en reconocimiento a la labor del fundador de las Misiones, D. Manuel Bartolomé Cossío, se ha llevado a cabo ésta exposición.
Fotografías y filmaciones que recogen la llegada de las Misiones a los pueblos, nos muestran la gran acogida que ésta iniciativa tenía entre los campesinos, que acudían en masa para asomarse a un mundo desconocido para ellos.
Representaciones teatrales llevadas a cabo por los misioneros, proyecciones de cine, sesiones de música, libros, etc., es decir todo aquello a lo que en las ciudades se tenía acceso, y que en los pueblos constituía algo imposible de disfrutar. Además de libros, las Misiones dejaban en algunos de los pueblos visitados, un gramófono y algunos discos, que eran renovados de tiempo en tiempo, siendo el material confiado al maestro.
Ante la imposibilidad de llevar el llamado “Teatro de las Misiones” a todas partes, decidieron ampliar éstos medios de expresión con la creación de un guiñol que se tituló “Retablo de Fantoches”, teatrillo, que más manejable, tuvo un gran éxito.
Asimismo se formó un Coro que llevaba un repertorio musical integrado por canciones recogidas del folklore, y los misioneros, además de cantar, recitaban romances y letrillas de Góngora y otros autores.
Una de las actividades que me ha parecido más espectacular, era la existencia de dos colecciones itinerantes de pintura, cada una con catorce copias de cuadros de los pintores más famosos de la escuela española. Los cuadros eran transportados en cajas de madera en una camioneta y se exponían en los pueblos a los que se podía llegar. La colección era explicada a los campesinos por dos o tres misioneros que acompañaban
a los cuadros.
Estas expediciones pictóricas itinerantes también llegaron en dos ocasiones a Coca, según figura en un documento que pude leer, y que fotografié.
En uno de los vídeos que se proyecta en la exposición, hay testimonios, tanto de los “misioneros” como de personas, ya muy mayores, que en su infancia o juventud pudieron asistir a las Misiones.
Éste documento que ya resultaba para mí interesantísimo, lo fue más cuando aparecieron los testimonios de dos personas de Coca: D. Eduardo Capa, y el recientemente fallecido D. Mariano Martín. Ambos explicaron cuanto les fascinó la contemplación de aquellos espléndidos cuadros que ellos no conocían.
Estupenda idea la de ésta exposición que pone de relieve la enorme diferencia entre aquella época, la de nuestros abuelos ó padres, cuando la cultura era algo reservado solo a unos cuantos, y la actual, en la que, a poco que nos interese, tenemos a nuestro alcance la posibilidad de cultivarnos en todos los aspectos.

Maribel Egido Carrasco