Sobre el calvario de la Puerta de la Villa, de Coca

Ubicación

El calvario al que se hace referencia en este artículo está situado en el tímpano interior a la villa de la Puerta de la Villa o Puerta de Segovia, puerta principal del recinto amurallado de Coca, situada en su lado Sur y que permitía el acceso al recinto por terreno llano, ya que a ambos lados de su ubicación y en sentido sur, dos accidentes del terreno dificultaban el acceso. Pintado sobre un cuerpo de tablones, se conserva solo el tercio superior, mejor protegido de las inclemencias climáticas.


Foto 1: Vista general

La representación

La imagen conservada, restaurada en el cambio de milenio, muestra una composición en la cual se observa un Cristo crucificado y dos figuras a su lado; completa la escena la representación del sol.

El Cristo, que ocupa el espacio central y superior de la escena, aparece barbado, con el pelo largo, pelirrojo, aureolado, cabeza caída a su derecha, boca cerrada y brazos no excesivamente forzados. En la parte superior de la cruz se observa la leyenda judía “INRI” (ver figuras 2, 3 y 4). La ausencia de dolor en su rostro parece evidente, no mostrando la boca semiabierta, expirando, sino una boca cerrada y un rostro relajado, reflejando, como el Cristo románico de San Nicolás (Iglesia de Santa María la Mayor, Coca), la muerte (foto nº 3).
En el torso del Cristo destaca la ausencia de llaga en el costado (foto nº 5). Es un torso configurado a base de líneas rectas, plenamente románico. A su final se observa como el paño asciende de derecha a izquierda, mostrando en este último lado el nudo de sujeción.


Fotos 2, 3, 4 y 5: Varios detalles del Cristo Crucificado, plano medio cuerpo, detalle cabeza, detalle torso.

Respecto a las dos figuras de los costados, algunas tradiciones locales mencionan que se trata de “un moro y un judío”, pero este análisis dejará claro que no lo son. La figura de la izquierda de Cristo, presenta un rostro juvenil, posiblemente femenino, sin bello en la cara y posiblemente con tocado (observar el manchón de color rojo que se sitúa delante de la cara). Aunque no se aprecia de modo claro, parece presentar aureola encima de la cabeza.


Foto 6: figura de la izquierda, Foto 7: figura de la derecha

De su cuerpo solo quedan dos manchones en los que se observan los colores de la vestimenta: azul y rojo. El detalle del rostro es tal que muestra incluso la línea de la Ceja; mira hacia el suelo, en signo que podría ser interpretado como de dolor y, al tiempo, respeto.
La figura de la derecha también parece ser una representación femenina. Si bien lo que queda de ella permite obtener menos datos del rostro, si que nos muestra una serie de detalles de los que carece la anterior: está claro que se la representa aureolada, aparece con tocado en la cabeza que cubre hasta la misma cara, a diferencia de la anterior mira hacia la figura de Cristo, con la cabeza levantada, y presenta las manos entrelazadas en actitud orante o de piedad, sus rasgos ofrecen la posibilidad de que se trate de una persona de mayor edad que la anterior. Los restos de manchones del color de la ropa nos muestran tonos rojos, verdosos y blancos.
Está clara la diferencia de estatus que se pretende mostrar entre ambas: respeto en la primera (signo de mayor lejanía, de pecado, incluso) por piedad y conexión en la mirada en la segunda. Ella lleva a identificar la segunda imagen con la Virgen María, quedando posiblemente identificada la primera con María Magdalena, si aceptamos que llevase tocado, o San Juan si careciese de él.
Por último queda por analizar la imagen del sol. Es un sol rojo y naranja, que destaca por sí solo por su llamativo color y su no pequeño tamaño. Ocupa la parte superior del lado derecho del Cristo, justo encima de la figura que hemos identificado con la Virgen. Su intensidad de colorido podría estar significando la pasión de Cristo y todo aquello que menciona la Biblia en relación con aquellos momentos.


Foto 8: el Sol, con la cabeza de la Virgen debajo

Datación

Hay que partir de la fecha de construcción de las murallas. Tras la conquista de Alfonso VI, en 1086, de los territorios de la actual Comunidad de Villa y Tierra de Coca, se iniciará el proceso de repoblación y construcción de los asentamientos. En la mencionada Comunidad, será Coca, cabeza de la misma, el único rodeado de murallas, algo que parece habitual al estudiar las cabezas de comunidades cercanas: Cuéllar, Olmedo, Arévalo.
La construcción del cinturón defensivo podría seguir, en su trazado, el mencionado en los textos de Appiano al narrar la toma de la Cauca romana por el cónsul Licinio Lúculo, allá por el 151 a.C. aunque quedan restos, básicamente de cimientos, en diferentes puntos del recorrido, solo se mantienen en pie unos doscientos metros, dentro de los cuales está la Puerta de la Villa o Puerta de Segovia, acceso principal, entre otras cosas por las circunstancias geográficas locales (corte de los ríos Voltoya y Eresma, accidentes en el terreno en la zona sur, visibles hoy día en la zona del viejo campo de fútbol y en el barrio de la resinera, hasta no hace mucho “la alameda”). Se data la construcción en el siglo XII, algo para descabellado si tenemos en cuenta que la toma se produce en el 1085 y que se requerirá de un periodo de organización. Todo ello al margen de si había o no moradores* en fechas anteriores y de que signo religioso eran. Felipe Rodríguez Martínez** menciona la existencia de varios documentos en los cuales se habla de las murallas; uno nos es especialmente interesante por su fecha. Data de 1217, en relación con doña Berenguela, la cual encontraría las puertas cerradas.
El estilo pictórico parece evidenciar analogías con los modelos románicos (fuerte colorido, simpleza de líneas), al tiempo que muestra detalles de sentimientos (cabeza agachada de una figura en contraste con la actitud orante de la obra) que nos trasladan a los albores del estilo gótico. El mismo arco que acoge el tímpano y que la enmarca es ojival. Estaríamos en un momento de transición, en esos siglos XII-XIII de formación del gótico y de remate del románico.

*La arqueología no parece mostrar, por el momento, muchos datos que ayuden a aclarar esta cuestión. El historiador cordobés Ibn Hayyan, que vivió y narró los sucesos en la época, recoge el recorrido de Abderramán III en el año 939 por la calzada romana que desde la fuenfría llegaba a Simancas, en su libro Muqtabis V. Parece ser que permanecieron las tropas dos días en la villa y que se liberaron musulmanes de las mazmorras.
**Rodríguez Martinez, Felipe; Historia de Coca (Estudios y Documentos); 1998, Guadalajara

Bibliografía:

- González Quintana, Marta y Hernansanz Matilla, Pedro; Historia de Iscar; 2001, Valladolid
- Rodríguez Martínez, Felipe; Historia de Coca (Estudios y Documentos); 1998, Guadalajara
- Todas las fotografías han sido realizadas por el autor del trabajo.


Fotografías y texto:
Victor Manuel Cabañero Martín