Toponimia en Coca












Imagen del actual "Puente de Madera"


Hace unos años, el cantante de un grupo de música tradicional que actuaba en la Plaza Mayor durante las fiestas dijo que los castellanos somos especialistas en desdeñar y en olvidar nuestra propia cultura y nuestras propias tradiciones. Y tenía mucha razón.

Dentro del amplio catálogo que podríamos incluir entre las manifestaciones de esta cultura popular que corren el riesgo evidente de desaparecer, en un plazo no muy largo, se encuentra la toponimia, es decir, el nombre con que se identifica a los parajes o lugares en los que el hombre habita o desarrolla su actividad laboral o simplemente lúdica.

La toponimia forma parte de esa cultura popular que nos ha sido trasmitida y su riqueza da idea de las relaciones entre el ser humano y su medio. Su valor va más allá de la mera curiosidad y tiene relaciones con la lingüística, la historia, la geografía, la etnografía, la botánica, etc.

Parémonos a pensar un momento. La generación de nuestros mayores tiene un caudal inmenso de conocimientos sobre los lugares y el territorio de Coca que la siguiente generación (entre la que me encuentro) no posee. Y no digamos las generaciones más jóvenes del pueblo.

Y ahora, vamos a poner ejemplos. Seguro que todos sabemos dónde está El Cantosal, el Puente Grande, el Despeñadero o Los Cinco Caños por mencionar topónimos de diversa naturaleza. Puede que no tantos sepamos donde están Los Cerros, Retuerta, la Laguna de la Iglesia, Los Manaderos o la Dehesa. Y si aumentamos el nivel de dificultad seguro que tendríamos problemas en localizar el Bodón Lozano, la Peguera de la Medialegua, la Fuente del Avellano o el Camino de los Caleros. Y no digamos nada si hablamos de la Senda de las Bendiciones o del Cantizal.

Tal vez muchos de nosotros no solo tengamos dificultades en localizar estos lugares sino, aún peor, que pensemos que todo esto no tiene ningún interés. Y sin embargo estos conocimientos forman parte de una cultura local que está en claro peligro de extinción y, como ya dije, cada vez corre más riesgo de perderse.

Una sabiduría que manaba de las relaciones de los caucenses con su territorio y su medio, era un conocimiento imprescindible para el desenvolvimiento diario de nuestros antepasados y formaba parte de la comunicación cotidiana y natural de nuestros mayores. Son razones suficientes para prestar a este tema un poco de atención.

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Ahora, un test para aquellos a quienes esté interesando esta cuestión:

1. ¿Cuántos puentes hay en Coca? ¿Cuáles son sus nombres?
2. ¿Conoces algún pino al que se le haya puesto nombre propio?
3. ¿Hubo algún mercado en la Cuesta del Mercado?
4. Además de en el Campo de Deportes J. Antonio Elola ¿en algún otro lugar de Coca hay una plaza de toros?
5. Si te digo que en la Fuente de las Cabras hay buenos corros de “nícalos”, ¿serías capaz de encontrarlos?
6. Está claro que ni en Coca ni en Villagonzalo hay mar, pero ¿hay barcos?
7. ¿Dónde se bañaban las señoritas?
8. ¿Hay huelgas en Coca?
9. ¿En qué lugar beben agua las palomas? ¿Y los perros? ¿Y los lobos? ¿Y los jabalíes?
10. Verdadero o falso: bajé al Río Chico por el Camino del Molino Viejo y regresé al pueblo subiendo la Cuesta de los Carros.

(Puedes asignarte un punto por cada respuesta que conozcas y ponerte nota)
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Como veis no deja de ser interesante el tema. Sobre todo porque tiene que ver con nuestra historia colectiva, con la vida de nuestros padres, abuelos y con la de nuestros antepasados que dieron nombre a estos lugares. También, con un conocimiento y un acervo cultural que tenemos que comprometernos a conservar. Estamos obligados a ello por los que vienen detrás y por nosotros mismos. Por estas mismas razones merece la pena aportar lo que sepamos a la idea de recopilar y difundir tradiciones locales que lanzó la A. C. Los Azafranales. Os animo a ello.

Espero que no tardemos mucho tiempo en tener un catálogo completo de la toponimia local que incluya no sólo los topónimos más cercanos en el tiempo, su localización y referencias, sino también las denominaciones del pasado y su evolución hasta el presente. En ello estamos. Porque, yo sé dónde está el actual Puente de Madera, aunque ahora sea de hormigón. Pero, hace 400 años ¿era ése el Puente de Madera?


Adolfo Rodríguez Arranz