EL CINE EN COCA

En el año 1928, Angel Rebollo (unido a las familias Anaya y Aceves), con una máquina de cine mudo proyectó alguna película durante un tiempo, en un local dedicado a carpintería, propiedad de Gregorio Villarreal (padre de “Boni”); adonde esta familia de Gregorio y sus hijos, que fueron muy buenos músicos, celebraban también algún baile. Las sesiones de cine duraron unos pocos años, por las que cobraba una “perrilla chica” (cinco céntimos de peseta) a los niños y una “perra gorda” (diez céntimos) a los mayores. Ello dio lugar a una cancioncilla que se hizo popular y que hacía alusión al precio. El local estaba situado en la plazuela de San Adrián.



En el año 1941, Julio Anaya Aceves, presentó proyecto y planos de arquitecto en el Ayuntamiento de esta villa para la construcción de un local destinado principalmente a Cinematógrafo, en la C/ Ancha 4, que se denominaría CINE SAN FERNANDO en honor a su hijo Fernando. Se construyó donde se encontraba una casa propiedad de su padre Pablo Anaya Pascual, en la que había nacido, el día 1 de diciembre de 1903, Cándido López Sanz, MESONERO MAYOR DE CASTILLA. Fue este cine construido con toda clase de detalles lujosos: servicio de ambigú o bar, ropero, waters de señora y caballero, patio de butacas, anfiteatro platea y palcos lujosos, que posteriormente fueron quitados debido a su mal uso, quedando en su lugar el anfiteatro y gallinero. Al principio fue equipado con bancos numerados que se podían retirar para poder dar sesiones de baile, que se celebraban con orquestas de la localidad, que solían ser en las fiestas de mayo, carnavales y sobre todo en Navidad, donde acudía todo el pueblo con sus mejores galas, siendo famosos en la comarca. Estos bailes eran organizados por Julio Anaya y esposa en sociedad con Marcelino Lobo, que por entonces regentaba el BAR LOBO, hombre muy competente y bromista, que colaboró con los éxitos.

Comenzó el cine en serio con una máquina sonora que Marcelino compró a un sobrino de Madrid, la cual fue un fraude y fracasó porque se oía muy mal, y el desconocimiento les llevó a pensar que era cosa del local, haciendo toda clase de pruebas, colocando mantas en las paredes, etc., etc., porque pensaban que el local no reunía las condiciones acústicas. Por fin, en sociedad con Luis Aceves, se decidió comprar un equipo nuevo, lo mejor de la época, una maquina OSSA- V1, que fue todo un éxito, pasando la explotación en el año 1961 al dueño, Julio Anaya, quien comenzó una nueva etapa junto con su hijo Fernando y la colaboración de sus nietos. Los bancos primitivos fueron sustituidos por modernas butacas tapizadas en rojo, se modificó su decoración y se instaló una calefacción. Se proyectaron películas modernas, tanto americanas como españolas, que no siempre gustaban debido, posiblemente, a la falta de cultura cinéfila, ya que 40 y 50 años después esas mismas películas son vistas con entusiasmo en la Televisión. No se toleraba la comedia, y menos si era musical. Algunos títulos famosos fueron: El Verdugo, Con la muerte en los Talones, Botón de ancla, Escuela de sirenas, Recluta con niño, 12 del patíbulo, El puente sobre el río Kway, Marcelino pan y vino, Tarzan, del Oeste y tantos y tantos títulos de Marisol y Joselito. Se dieron sesiones infantiles y a estudiantes del Instituto Laboral en días señalados. En alguna ocasión pasaron por su escenario compañías de teatro y variedades famosas, entre otras La Niña de la Puebla, cuando era joven, por el año 1942.

Desde el comienzo la plantilla del personal la formaban el taquillero, porteros, acomodadores, operador de cabina y señoras de la limpieza. Empezó en la cabina Moisés Rodríguez; en la puerta Gabriel González, Prisciliano Sanz y José Segovia; acomodadores Isidro Carrión, Recesvinto Sanz; en taquilla Esteban Rodríguez, posteriormente se incorporaron Teófilo González, Alfonso Gallego y Julio Rincón, además personal del bar, niñas que vendían “chuches” por la sala.

Después de unos años de decadencia, por el incremento de la Televisión, desapareció como cine; y en agosto del año 1987 fue explotado en alquiler por Nemesio Diez, que montó con mucho gusto una sala Disco-Bar, que fue pasando de traspaso en traspaso. En diciembre del año 2006 este local fue comprado por Francisco Martín Frías (nacido en una casa adyacente al cine), director gerente de la empresa de mensajería, M.R.W., creada en Barcelona; donándolo, en un acto que le honra, al Ayuntamiento de Coca. Ahora, debido a su pésimo estado, se va a derribar y construir en su lugar un edificio con destino a actividades dentro del espectáculo y en beneficio del pueblo. (Datos facilitados por Fernando Anaya Martín).

Felipe Rodríguez Martínez
(Cronista Oficial de Coca y su Tierra)