El Arsénico

Aunque la fotografía que os muestro pertenece a los cinco caños no penséis mal, pues el agua que nos aporta sigue siendo completamente apta para el consumo humano (aunque no se encuentra tratada), prueba de ello son las decenas de personas venidas de todas partes que acuden cada semana para llenar sus recipientes y garrafas asegurando el abastecimiento durante varios días (Ojo, esta opción es tomada por aquellos que no desean usar el agua del grifo, que si está tratada y que también es perfectamente consumible).

En Coca el problema del arsénico en el agua es inexistente, aunque si se ha dado en otras poblaciones colindantes. Se realizó un estudio hidrogeológico en nuestra zona demostrándose que se trata de una contaminación de origen natural, consecuencia del contacto entre las capas de pirita de los pozos subterráneos con el oxígeno. Al impulsar el agua desde el interior de los pozos, se solubiliza en arsénico. La Junta de Castilla y León puso en marcha una serie de medidas para eliminar la contaminación. Se realizaron obras para solucionar el problema que existía en 36 pueblos de Valladolid y de Segovia. En nuestra zona se toma el agua del Eresma a nivel freático, con la construcción de una pequeña presa y de una potabilizadora para conseguir un nivel de calidad del agua más adecuado para su consumo.

Dicho esto voy a entrar en materia del tema que os trato de resumir. Desde hace unos cuantos años se viene hablando del arsénico, nos conviene saber qué es y qué consecuencias acarrea para nuestra salud el consumir agua con altas concentraciones de este mineral. Descubierto en el siglo XIII, es un elemento químico cuyo símbolo en la tabla periódica es As, distribuido ampliamente en nuestra naturaleza. Se le encuentra en estado natural como mineral de cobalto, aunque generalmente está en la superficie de las rocas combinado con el azufre u otros metales (cobre, plomo, hierro, niquel, asernopirita). Pertenece a los metaloides puesto que muestra propiedades intermedias entre los metales y los no metales.

La principal vía de dispersión del arsénico en el ambiente es el agua. La concentración en aguas naturales frescas puede ser muy variable, pues depende en gran medida de las formas de arsénico en el suelo local. Ahora abordamos la parte que más nos interesa, la salud. La toxicidad de este elemento depende del estado de oxidación, la estructura química y la solubilidad en el medio biológico, pudiendo ocurrir así mismo de dos formas: Toxicidad aguda y toxicidad Crónica. La toxicidad aguda es la consecuencia de la ingesta de alto contenido de arsénico en un tiempo corto y la toxicidad crónica es el resultado de la ingesta de pequeñas cantidades de arsénico en un largo periodo de tiempo. Puede ocasionar afecciones como alteraciones de la piel (relajamiento de los capilares cutáneos y la dilatación de los mismos), lesiones dérmicas (neoplasias de piel), vasculopatías periféricas ("enfermedad del pie negro"), además de enfermedades respiratorias; neurológicas (neuropatías periféricas), cardiovasculares y diversos tipos de cáncer (pulmón, riñón, hígado, vejiga y de piel). La personas que ingieren de forma prolongada arsénico inorgánico, vía agua de bebida, pueden presentar hiperqueratosis palmo- plantar cuya manifestación principal es la pigmentación de la piel y callosidades localizadas en las palmas de las manos y pies. La exposición a niveles elevados de arsénico puede provocar la muerte.

La OMS establece como admisible una concentración máxima de arsénico de 10 µg/l (La unión europea adopta la misma cantidad), en algunos países sin embargo, los niveles ascienden hasta 50 µg/l.