Un siglo modelando el barro

Esta familia llegó a Coca en 1907, desde Jiménez de Jamuz (León), donde la mayoría de los vecinos se dedicaban al noble oficio de la alfarería.
El primero en establecerse en la villa fue don Martín Murciego García y su esposa María Martín, con sus hijos, dos de los cuales, Guillermo y Cruz, siguieron el oficio y negocio de su padre. Guillermo Murciego se casa en esta villa con Germana González, nacida en Arrabal de Portillo, pueblo vallisoletano donde también proliferan bastantes alfareros.
De este matrimonio les nacerían siete hijos, entre los que destacan: José, ya fallecido, escultor y fundidor con Eduardo Capa; Gabriel, gran maestro del barro que sucede en el oficio y que aún mantiene el alfar junto a su hermano Luís, extraordinario moldeador de la arcilla.
El primer alfar que tuvieron estaba en las inmediaciones del castillo, y ahí permanecieron hasta el año 1956, en que fueron trasladados, con motivo de la restauración de la fortaleza, a la carretera de Coca a Nava de la Asunción, margen izquierdo, a un kilómetro de la villa, estando en ese lugar hasta 1976 aproximadamente. De ahí son trasladados al actual emplazamiento.
Martín Murciego se instaló en esta villa con motivo de un contrato con la Resinera Española, para fabricar potes exclusivamente, a un precio de 6 céntimos de peseta la unidad, comprometiéndose a producir 90.000 cada año. Posteriormente se dedicó a fabricar toda clase de cacharros.
Guillermo Murciego, fue el sucesor del oficio. Con un carro iba a vender cacharros por la comarca hasta que agotaban el género. Esta operación a veces duraba una semana. En muchas ocasiones dormían al aire libre. No se pudo casar hasta cumplidos los 36 años debido a que tenía que pagar el terreno del primer alfar. Por motivos que no vienen al caso estuvo unos 6 años en un alfar cerca de los Cinco Caños, lo que hoy se conoce como La Resinería, que anteriormente fue una fábrica de pez.
Gabriel Murciego, soltero, en la actualidad cuenta con 81 años. Comenzó a trabajar a los 8 años. Sus cacharros se han hecho famosos en toda España. Ha participado y representado su oficio en casi todo el territorio español: Valencia, Madrid, Barcelona, Zaragoza, Vitoria, Valladolid, Lugo, Pontevedra, León, etc. Según los entendidos, su maestría con el torno de alfarero es digna de alabar. Es el que ha dado a conocer esta villa por su extraordinaria habilidad.
Luis Murciego, soltero, de edad de 72 años. Vendía cacharros por los pueblos comarcanos. En la actualidad es un gran maestro en moldear figuras de barro.
Esta familia a lo largo de su estancia en la villa caucense debería de haber estado más considerada por los organismos locales. Últimamente fue reconocida toda la trayectoria de Gabriel Murciego, siendo nombrado hijo predilecto de la villa de Coca a propuesta de su alcalde, Juan Carlos Álvarez Cabrero.

Felipe Rodriguez Martínez, Cronista de Coca y su tierra.

Artículo extraido del
ADELANTADO de Segovia y publicado el Jueves, 6 de septiembre de 2007.