"Cauca Vaccea y Romana en el valle medio del Duero" y "La cofradía de la Vera Cruz"

El Jueves 1 de Mayo a las 12 de la mañana, continuamos las Jornadas sobre Historia de Coca.
En ésta ocasión la primera conferencia estuvo impartida por el arqueólogo y profesor de Historia y Arqueología D. Francisco Blanco, nacido en Coca e hijo predilecto de la Villa, que disertó sobre: “Cauca, ciudad Vaccea y Romana en el valle medio del Duero”.

En su brillante exposición el profesor Blanco nos trasladó a aquellos ya lejanísimos tiempos en que Coca por única vez en su historia fue autónoma, sin depender de ninguna otra Administración.

Se calcula que la Coca vaccea se extendía en 25 o 26 hectáreas, lo que la convertía en una población muy considerable, ya que Cuellar y Sepúlveda solo tenían unas 4 Ha.. Poseía una aldea o barrio satélite en lo que conocemos como Cuesta del Mercado, y la muralla pre-romana podría estar trazada de forma parecida a la muralla medieval.
Las casas construidas en barro y madera, tenían la característica de poseer rodapiés en el interior, único caso en Castilla y León. Disponían de almacenes y despensas al lado de las viviendas, y la aparición de cajitas requemadas por dentro, con restos de plantas, hacen pensar que aromatizaban sus casas quemando romero u otras plantas aromáticas.
Su vida cotidiana debía ser pacífica, desarrollando labores agrícolas y produciendo piezas textiles en el ámbito doméstico, ya que se han encontrado pesas de telar. Cultivaban cereales, en especial trigo y también disponían de terrenos dedicados al viñedo, puesto que en las excavaciones de finales del siglo III antes de Cristo, aparece pepitas de uva cultivada. Trabajaban la ganadería, bóvidos, oveja y cabra, cerdo, caballo, además de utilizar ciervo y conejo como aportación cárnica.
La cerámica, de muy buena calidad y trabajada en colores rojos y grises, que comercializaban, era otro de los principales pilares de su economía. También trabajaban artesanalmente la plata, el hueso y el marfil.
Existía un Senado representativo y su sociedad estaba organizada en una “pirámide”, cuya parte superior estaba ocupada por la aristocracia guerrera, seguida por los artesanos y comerciantes, y la base la componían los agricultores, ganaderos y leñadores.
Esa “aristocracia guerrera” estaba formada por la llamada “Iuventus” o cuerpo de guerreros, con ejército propio de infantes y una élite ecuestre.
En cuanto a la religión, los vacceos, dada su filiación celta, compartían las deidades cercanas a esa cultura. El dios Lugus o dios-sol, sería posiblemente su dios principal, ya que se han encontrado en excavaciones objetos decorados con la svástica, símbolo que pertenece a ésta deidad. También eran objeto de su devoción los Tokoitei, o dioses de los pactos, y la diosa Epona, cuyo símbolo es el caballo, debía ser una deidad importante en Coca, ya que se han encontrado en excavaciones numerosas figuras de caballo.
Posiblemente alguna de sus necrópolis podría encontrarse en la zona de “Los Azafranales”, donde se han encontrado 3 tumbas. Practicaban la incineración.
Aunque se conocen bastantes cosas sobre la Coca vaccea, son más las que se desconocen, como por ejemplo: el trazado exacto y características constructivas de su muralla. La ubicación exacta y las dimensiones de su o sus necrópolis. El volumen demográfico máximo que pudo haber tenido. Sus fronteras territoriales, ya que era Ciudad-Estado, etc.

Durante la Cauca romana se ocupan nuevos espacios y cambia el aspecto de la ciudad. Se construye con piedras, las casas son de 2 plantas y las cubiertas de teja. El tipo de vivienda es más desarrollada, se decora con estucos de color e incluso a veces los tejados están adornados con figuras de arcilla. La piedra llega en gran cantidad, sobre todo pizarra y cuarcita, procedente de Bernardos y Santa María de Nieva.
Cambia radicalmente el sistema de gobierno, ya que Coca deja de ser autónoma y pasa a depender de Roma, aunque se conserva el Senado caucense.
Las manifestaciones religiosas varían y se impone el culto al Emperador y a los dioses romanos: Júpiter, Hércules, Mercurio y el dios Attis, deidad oriental.
Más tarde entrará en Coca el cristianismo, seguramente a través de la influyente familia de Teodosio.
Al igual que de la época vaccea, también desconocemos muchas cosas de ésta época, por ejemplo: Si estuvo protegida por murallas, como era el trazado urbano, donde estaban ubicados los edificios para el ocio que sin duda tendrían, así como su volumen demográfico.
Del edificio romano de la zona de “Los 5 caños”, tan solo se conserva el 10% de lo que sin duda fue la mansión de alguien importante, posiblemente del alcalde la época o “Dumbir”.


Tras un breve descanso, se continúo con la Conferencia titulada : La Cofradía de la Vera-Cruz: rito y festejos”, que corrió a cargo de D. Víctor Manuel Cabañero Martín, investigador local, licenciado en Historia y promotor y coordinador de éstas Jornadas.
El conferenciante explicó pormenorizadamente la trayectoria de ésta antigua Cofradía de Coca, tan relacionada con los ritos penitenciales de la Semana Santa y las Fiestas de la Cruz, cuya tradición se extiende hasta nuestros días, y de la cual tenemos un signo y recuerdo palpable en la Cruz de Setién que ha formado parte del paisaje de nuestra Villa desde aquellos tiempos hasta la actualidad.
Las Cofradías que se podrían definir como una Asociación de Vecinos en torno a un hecho religioso, eran agrupaciones de fieles cristianos, o de laicos y clérigos, que se unían en funciones de culto, penitencia u obras benéficas, entierro de difuntos o atención a hospitales, y que han ido variando y evolucionando a través de los siglos.
En Coca el primer dato que se tiene en el año 1442, se refiere a la Cofradía de Santa María de la Merced, y a partir de esa fecha nos encontramos con la del Santísimo Sacramento en 1559, Santiago en 1566, la Vera Cruz en 1578, San Sebastián en 1587, Ntra. Señora del Rosario en 1588, y las Benditas Ánimas en 1798.
Los Franciscanos que, como es sabido, tenían en Coca un convento, siempre han aparecido relacionados con la Cofradía de la Veracruz.
El primer listado de Cofrades de la mencionada Cofradía, aparece en 1580, con 77 Cofrades y el segundo listado ya nos lleva al siglo XIX, curiosamente existen 200 años entre el primero y el segundo.

Sabemos que contaba con: 2 mayordomos, 2 contadores, una Junta o Cabildo y un muñidor. Los contadores solían ser personajes con gran poder adquisitivo, en éste caso era contador D. Antonio Setién. El muñidor o alguacil era el único con un sueldo fijo.
La cuota o entrada para hacerse Cofrade era de 15 reales si eran de “luz” y 5 reales si eran “de disciplina”. La Cofradía tenían numerosos gastos, como eran: la cera, la celebración de Misas, las sepulturas, el sueldo del muñidor, los arreglos de la casa donde se reunían, danzantes y música para las fiestas, materiales de cura para los disciplinantes, etc. Estos gastos se cubrían con limosnas que corrían a cargo de gente pudiente, especialmente del antes mencionado D. Antonio Setién, pero también existían otras fuentes de ingresos, ya que las Cofradías heredaban viñas, con las que después se comerciaba, y compraban y vendían vacas para financiarse.
En un documento de 1705, podemos ver las cuentas, donde se señalan como gastos 868,5 reales, y como ingresos 2.560 reales, lo que demuestra que el saldo era evidentemente positivo. También los domingos y fiestas de guardar, las Cofradías ofrecían vino y otras viandas, y a cambio la gente hacía donativos.
En el Jueves Santo se reunían en la iglesia de San Nicolás, donde llevaban a cabo el rito del lavatorio de los pies, y después en la casa que poseían, un fraile franciscano les impartía lo que podríamos llamar un “sermón” o charla penitencial, tras la cual se celebraba la procesión, cuyo último tramo resultaba más impresionante, al llevarse a cabo a través del campo, hasta el convento franciscano, solo iluminados por las antorchas o luminarias que aportaban los penitentes, que durante la procesión se azotaban como disciplina penitencial.
La primera mención que encontramos referente a la Misa y procesión de la Cruz, es del año 1582, y la primera alusión a la música son los llamados “tamborinos”. También realizaban procesiones “de súplica” generalmente para obtener agua, donde asimismo se disciplinaban.
En época de Carlos III, las Cofradías viven un período de crisis. Por medio de edictos se prohíben los penitentes “sangrantes”, en 1783 hay un decreto de extinción y en 1798 una Real Cédula ordena la venta de bienes.
En 1776, la Cofradía de la Veracruz elabora unas nuevas ordenanzas que constan de 13 capítulos y amplía el número de cargos a: Abad, secretario, mayordomo, administrador, diputados y muñidor.
Tenemos acceso a anotaciones del siglo XIX, donde nos encontramos acuerdos de la Junta, donde figura el nombramiento del portador de la Cruz, del estandarte, y portadores de las andas de la Virgen y de las andas de la Cruz para las Fiestas de Mayo.



Texto: Maribel Egido Carrasco
Fotografías: David Rubio Galindo